Las primeras visitas a las islas Canarias con la finalidad de explotarlas comercialmente fue un fracaso total. El apellido de Islas Afortunadas acabó en un espejismo cuando los portugueses se tragaron que en las islas había oro y a sus habitantes no les interesaba porque entonces carecían, según la versión oficial, de conocimientos de navegación. Fue una expedición formada por portugueses y genoveses que en 1341 vino a realizar un reconocimiento del suelo.
Regresó con las manos prácticamente vacías. Este viaje vino motivado por el oro y fue dirigido por Angelino da Teghia de Corbizis porque tenía datos que apuntaba a la existencia de una “geografía aurífera”. Las naves partieron de Lisboa en mayo de 1341 y reconocieron todas las Islas, de acuerdo con los datos del profesor Hernández Macías.
Los textos antiguos sobre Canarias eran ambiguos y eso empujó a armadores a salir del Mediterráneo e intentar acabar en Canarias como punto de paso para seguir explorando África. La incursión de 1341 llegó mucho tiempo después de que el banquero genovés Tesido D’Oria pagara una operación de llegada a las islas por hermanos Vivaldi sobre 1290. En 1341 el precio del oro estaba disparado y valía “en ocho o nueve veces su peso en plata en la plaza de Génova hacia 1250, en 1280 subió a once veces y a más de trece en torno a 1300, mientras que en el resto de Europa este valor se situaba en quince y dieciséis veces”, destaca Hernández Macías, de la Universidad de La Laguna. La tendencia alcista del oro duró hasta 1327.
Del viaje de los Vivaldi hay pocos datos y no hay constancia de contacto alguno con los antiguos canarios. Sí se conoce la estancia de Lazzarotto Malocello, “realizada probablemente en fechas inmediatamente posteriores a la de los hermanos Vivaldi”. El empresario y navegante genovés hizo una factoría de pescado en lo que luego pasó a llamarse Lanzarote porque era la isla más próxima al contacto con Europa, según detalla en sus estudios Rumeu de Armas en el texto ‘ España en el África Atlántica’, editado en 1996. Lazzarotto Malocello estuvo en la isla que llevaría su nombre en 1312 hasta 1336. “Esto significa que durante unos veinte años se produjo una presencia genovesa en las Islas, y parece lógico suponer que tan larga estancia debiera haber quedado testificada de algún modo, a no ser que el genovés y su gente perdieran durante este período todo contacto con el exterior”, destaca Macías Hernández.
La incursión en 1341 de los portugueses y genoveses después de los Vivaldi contaría con documentación lógica producto de la gran diferencia de tiempo entre las dos expediciones porque en 1339 se levanta un primer mapa donde aparece Canarias por Angelino Dulcert, que expone la existencia de Lanzarote y Fuerteventura con los datos del capitán de Malocello Nicoloso da Recco. Los italianos querían parar en Gran Canaria querían “relaciones comerciales con la gente que estaba en los buques, pero aunque dos lanchas se aproximaron a tierra, no se atrevieron los marineros a desembarcar por no entender la lengua de los insulares. Viendo los isleños que nadie desembarcaba, procuraron llegar a nado a los buques, y de ese número fueron los cuatro indígenas que trajo consigo la expedición”.
Nicoloso da Recco detalla que “las monedas de plata y oro les son desconocidas, así como las armas. Los collares de oro, vasos cincelados, espadas y cuchillos, parece que jamás los habían visto ni usado”. A partir de ahí corrió la voz de que las islas eran un erial hasta que poco después formalmente se inicia la presencia regular de Aragón en las islas por parte de Castilla. Los cuatro aventureros canarios que subieron a los buques llegaron a Lisboa de regreso a la expedición.
Y es que de forma inmediata en 1342 la Corona de Aragón reclama formalmente a Canarias al infante portugués Luis de la Cerda. Portugal respondió que tenía interés en seguir investigando las islas tras la visita de 1341 pero Aragón respondió que Canarias era integrante de la Mauritania Tingitana. Pedro IV ejecuta el inicio de la conquista de Canarias desde la mitad del siglo XIII y en 1342 comienzan a llegar misiones comerciales mallorquinas a la isla de Gran Canaria por el ratio de habitantes y por su extensión geográfica. La base de Las Palmas sirve para que el mallorquín Abrahan Cresques en 1375 cartografíe por primera vez el espacio económico canario-africano. En 1346 Jaime Ferrer va al Río de Oro en Senegal. El historiador Ib-Jaldun habla entonces de la venta de canarios al sultán de Marruecos por los mallorquines. A juicio de Macías Hernández: es el momento en el que surge un mercado vinculado entre Canarias y la costa occidental africana al emplearse también el agua como elemento fundamental para realizar incursiones en Guinea
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