Ábalos alarga el proceso que favorece la solución Boluda.
La SEPI no resuelve la petición de 120M€.
Pasan los días y la situación del grupo Armas-Trasmediterránea se tensa. Llegan nuevos pagos de nóminas sin tener resuelta la financiación de fondo. Antonio Armas se resiste a ceder Trasmediterránea a posibles interesados como Vicente Boluda, mientras busca una salida preconcursal pero sin invocar esta situación. Armas tiene la llave última de la presión sobre los acreedores, el concurso voluntario, que solo él puede instar mientras que la pandemia del Covid, no permite instar concurso por los acreedores. Busca un acuerdo de financiación con quitas importantes, y está negociando. Las cantidades debidas se acumulan y se rumorea que se extienden a diversos acreedores.
Al parecer el ministro Ábalos no informa favorablemente la petición de los 120M€, lo que favorece la solución de venta a Vicente Boluda. El ministro ya dijo que había un interesado en referencia al también valenciano como el Boluda. Ahora la DGMM, la dirección general de la Marina Mercante, un órgano que depende del ministro no ha informado positivamente la petición. Un informe que no vincula a la SEPI, que es la que tiene que pactar con Armas el rescate como hizo con Air Europa, pero que sin duda representa la opinión de una facción del Gobierno.
En Air Europa, recuérdese, la SEPI nombró dos consejeros uno propio y otro de la dirección general de aviación civil.
BONISTAS
Antonio Armas tiene varios frentes, los bonistas a los que debe 600M€, pero que no apremian hasta 2023, pero cuyo pagos trimestrales de intereses ya ha retrasado. Los intereses son onerosos, un 4,6%, cuando podría obtener tipos mucho más bajos de ser más solvente. Reconoció en noviembre estar negociando una rebaja o reestructuración de los mismos.
ACREEDORES COMERCIALES
Por otro lado están los acreedores comerciales, que en estos casos son autoridades portuarias, la seguridad social, y proveedores no vitales los primeros en sufrir el retraso de los pago. Estos estarían como es lógico subiendo, y ya ha tenido un embargo, el de Carus, y al parecer otro en Melilla que inmovilizó el J.J. Sister.
ACREEDORES BANCARIOS.
El Grupo tiene también deuda bancaria, hipotecas navales y pólizas de circulante. Una parte importante con el banco de Santander, con el que ha efectuado operaciones triangulares como la compra a Vulcano, astillero en concurso, del Villa de Teror, ahora vendido. El Santander es acreedor de Vulcano.
El Santander ayudó a pagar las últimas nóminas con un crédito puente y está interesado por varios motivos en darle una solución al problema. De hecho tiene los mimbres para imponer al Gobierno la misma.
No le interesa nada que entre en Concurso y que un juez pueda retrotraer la venta de Acciona, compañía fuertemente endeudada y a la que el Santander ayuda. Sería un polvorín.
Por otro es el banco financiador de Vicente Boluda al que concedió un crédito de 1.000 millones, para las compras de compañías de remolque.
Es decir conoce bien al posible vendedor y comprador.
EL PRECIO.
El problema es el precio al que se resiste Antonio Armas a que sea testimonial. Además quiere garantías para su compañía Armas o que se la compren en el lote y salga del sector.
Para ello se necesita un pacto con el Gobierno y ahí está la negociación, Armas, Santander, Boluda, Gobierno.
EL RESCATE.
Este pacto a tres bandas es al final un rescate, en el que el Gobierno no quiere mancharse demasiado, y salir criticado por favorecer a unos accionistas concretos la familia Armas, como ya ha pasado con los Hidalgo en Air Europa.
Su ala de Podemos puede capitalizar un desliz.
Considera a la naviera estratégica, quiere una solución nacional y utiliza la palanca de la SEPI y Ábalos con sus informes para aplicar presión a Armas, pero este tiene el arma del preconcurso voluntario si llega a algún acuerdo con algunos acreedores, consigue financiación y se defiende de tener que vender a un euro a Boluda.
Fuente:
REVISTA PUERTOS Y NAVIERAS – 31/12/2020