Hay objetos que transportan a otros lugares y otros tiempos. Algunos guardan en secreto su historia, otros la gritan a los cuatro vientos. Tal es el caso de la pequeña cajita que hoy les presento, y que lleva grabada en la tapa los datos de un navío al que sus dueños apodaron “el barco del mañana”. Pero vayamos por partes.
Esta cajita plateada, que pasaría inadvertida entre el batiburrillo de cosas de un puesto del rastro, presenta una leyenda en el interior de dos óvalos concéntricos. Esta leyenda nos lleva directamente a un camarote de primera clase en el trasatlántico S. S. Nieuw Amsterdam, propiedad de la Holland America Line.
El primer S. S. Nieuw Amsterdam fue botado en 1905, y se llamó así en honor a la colonia de holandeses que fundaron Nueva Amsterdam en el valle fluvial del río Hudson, ciudad que se conoce como Nueva York. Pero el objeto que tengo sobre el escritorio es de la década de los cuarenta, así que subimos a bordo del siguiente, construido en Rotterdam en 1937, y bautizado por la reina Guillermina de los Países Bajos.
El 15 de abril de 1938 fue entregado a la compañía, y el 10 de mayo realizó su viaje inaugural, en una travesía entre Rotterdam y Nueva York. El Nieuw Amsterdam era el buque insignia de los Países Bajos, de la misma forma que el SS Normandie lo era de Francia, o el RMS Queen Mary de Reino Unido. Sus 36.982 toneladas lo convertían en el trasatlántico más grande jamás construido en los Países Bajos.
A primera vista, su casco pintado en tonos claros lo hacían parecer aún más grande. Los tonos pasteles usados en sus salones y camarotes contribuían a aumentar esa sensación de amplitud. La decoración, realizada por artistas neerlandeses seguía la corriente del art déco, movimiento muy en boga en aquel momento.
Fue llamado “el barco del mañana” porque incorporaba elementos nunca vistos hasta ese momento, como la iluminación con fluorescentes, o el uso del aluminio que le daban un aspecto moderno. Además era el barco con el mayor porcentaje de baños privados, y el único trasatlántico con aire acondicionado y un teatro.
Uno de las estancias más llamativas era el restaurante de primera clase, con un techo de cuero marroquí adornado con numerosas lámparas de cristal de Murano y columnas cubiertas de pan de oro.
Pero el glamour duraría poco. Durante la segunda guerra mundial el S. S. Nieuw Amsterdam es requisado por el ejército británico. Despojado de todos sus lujos, se empleó en el transporte de tropas. Con una capacidad de 6.800 soldados, su alta velocidad le permitía navegar sin escolta y escapar de los submarinos alemanes.
En 1946, terminada la guerra, fue devuelto a la Holland America Line. Quince semanas se tardó en retirar el equipamiento de guerra, entre el que se encontraban 36 piezas de artillería. El 29 de octubre de 1947 el Nieuw Amsterdam volvió al servicio trasatlántico, hasta 1974, año en el que navegó hacia los rompientes. Y esta es la historia que cuenta esta cajita, un recuerdo para los pasajeros de primera clase del flamante S. S. Nieuw Amsterdam.