Ada Colau está dilatando los plazos para dar la puntilla y enterrar el proyecto de Museo Hermitage en Barcelona. El equipo de gobierno que comanda la alcaldesa juega a cansar a los inversores privados de un proyecto que no le gusta en mitad de una crisis económica mayúscula en la Ciudad Condal.
Es lo que opinan fuentes del sector inmobiliario y de lo que se desprende de las actuaciones del Ayuntamiento de Barcelona. La administración local ha denegado el permiso para construir la sede de la pinacoteca rusa en la zona de la Nova Bocana del Puerto de Barcelona. Sin embargo, la Autoridad Portuaria (APB) presentó alegaciones a los informes contrarios en junio. Tres meses después, el Ayuntamiento ni se ha molestado en contestarlas. “El ayuntamiento no ha dado respuesta a nuestras alegaciones”, confirma lacónicamente el Puerto a preguntas de este medio.
“Ya no hay turismo, ¿qué alegan ahora?”
Este medio no ha podido recabar la versión del gobierno municipal de BComú y PSC porque, tras nueve días esperando, no ha recibido respuesta del bipartito sociocomún. Sí la han dado fuentes del sector inmobiliario, que han recordado que “con la pandemia, el turismo se ha esfumado. Así que Colau, Janet Sanz –teniente de alcalde de Urbanismo– y Joan Subirats –teniente de alcalde de Cultura– no pueden escudarse ahora en la supuesta congestión turística para rechazar esta inversión”.
Según las voces consultadas, el Puerto “está dispuesto a llegar hasta el final”, hasta los tribunales si es preciso, para salvar el proyecto de abrir una sucursal del museo sito en San Petersburgo. “Los informes contrarios eran manifiestamente mejorables, por no decir cosas peores. Y con la pandemia y la crisis económica, la situación ha cambiado. Barcelona necesita esa inversión”, deslizan.
50 millones de inversión
Sean cuales fueren las opiniones, lo factual es que el bipartito sociocomún rechazó en enero de este año avalar la construcción de una subsede de la galería que dirige Mikhail Piotrovsky en Barcelona. El ayuntamiento esgrimió cuatro informes que concluían que la ciudad no necesitaba el museo habida cuenta de los posibles problemas de movilidad por la congestión turística, la complejidad de la parcela reservada –situada junto al espigón– y la incógnita de la viabilidad económica. Los diagnósticos resultaron ser de parte.
También es un hecho que los inversores, que lidera el fondo de inversión Varia, han prometido solucionar los problemas de movilidad –el acceso a la Nova Bocana es muy complejo en transporte público– y enraizar la institución cultural con el tejido educativo y museístico de Barcelona. Han apalabrado, en total, 50 millones de euros de inversión y 400 puestos de trabajo. A todo esto monto, es lo que al ayuntamiento aún no ha contestado.
Fuente: https://bit.ly/31uIjPK