El canal de Suez trabaja las 24 horas del día para tratar de retomar la normalidad tras el atasco de casi una semana provocado por el encallamiento del Ever Given. Desde que el martes se lograra liberar este paso estratégico entre los mares Mediterráneo y Rojo, se ha duplicado el número de barcos que lo atraviesan hasta llegar al centenar de media cada día y las autoridades investigan los motivos del percance. Sayed Sheishe, asesor de la Autoridad del Canal de Suez (SCA, por sus siglas en inglés), declaró al canal ONE TV que el organismo reclamó a la tripulación la ‘caja negra’ del barco y esperan poder aclarar lo sucedido en los próximos días.
Seis años después de que Abdel Fatah Al Sisi se embarcara a bordo del legendario El-Mahrousa para inaugurar un nuevo tramo del canal, este paso clave para el comercio mundial y la economía egipciaquedó bloqueado durante casi una semana por el Ever Given. El nombre del yate real El-Mahrousa pasó a la historia por ser la primera embarcación en cruzar este paso entre el mar Rojo y el Mediterráneo en 1869 y el Ever Given lo hará por causar su primer gran atasco.
Fragilidad
En estos 152 años de diferencia el canal sigue siendo en su mayor parte el mismo que ideó el diplomático francés Fernando de Lesseps, pero los barcos que lo cruzan han adquirido unas dimensiones tales que su paso es cada vez una operación más técnica y compleja. El encallamiento del Ever Given, con 400 metros de largo y 60 metros de ancho, reveló además la fragilidad de un comercio global, pendiente de accidentes como este que provocaron un colapso que llevará meses normalizar. Más de 400 barcos se vieron obligados a hacer cola en el Mediterráneo y el mar Rojo para poder cruzar por esta ruta por la que transita el 15 por ciento de los envíos marítimos mundiales. El plan que puso en marcha la SCA para solucionar la crisis consistió en mantener la ruta abierta durante 24 horas y duplicar el tránsito de barcos diarios hasta llegar a los cien. La empresa Maersk, especializada en comercio marítimo, indicó que las consecuencias de la semana de bloqueo en Suez en el comercio global «tardarán semanas o meses en resolverse».
Al Sisi trató de revivir en 2015 la ceremonia inaugural del siglo XIX con una ceremonia faraónica. El presidente se quitó el traje y corbata y se volvió a vestir de militar para protagonizar el papel del Pachá Ismail, en lugar de la emperatriz francesa Eugenia de Montijo, esposa de Napoléon III. También estuvo el expresidente Françoise Hollande y se interpretó un fragmento de la ópera ‘Aida’ de Giuseppe Verdi… un viejo sueño de los egipcios que en su día encargaron al compositor italiano un himno para la inauguración, pero ante su negativa lo reemplazaron por la Egyptian March Op. 335 de Johann Strauss.
Al ritmo de Strauss arrancó la historia de este paso de unión entre mares y continentes que ya había sido un anhelo desde la época del Egipto de los faraones. El canal actual de 193,3 kilómetros nació como un proyecto franco-egipcio y, con el paso de los años, su valor estratégico y comercial le convirtió en objeto de deseo de las grandes potencias y su control fue la chispa que hizo estallar la Guerra del Sinaí en 1956. Egipto hundió entonces varios barcos para vengarse de Reino Unido, Francia e Israel y el paso estuvo cerrado durante meses. A su reapertura se había completado la nacionalización dirigida por el presidente egipcio Gamal Abdel Nasser, para quien el canal era sinónimo de orgullo nacional. Once años después volvió a cerrarse debido a la Guerra de los Seis Días, que enfrentó a Israel con Egipto, Siria, Jordania e Irak, y no se reabrió al tráfico internacional hasta 1975. Durante ocho años los barcos no pudieron usar este atajo entre Asia y Europa que les permite ahorrar más de una semana de viaje, que es lo que supone bordear el continente africano por el cabo de Buena Esperanza.
Fuente de ingresos
Lo que inauguró Al Sisi en 2015 no era un nuevo canal, sino una serie de mejoras para que el viejo se adaptara mejor a los nuevos tiemposy a los nuevos barcos. Esta mejora consiste en un tramo navegable en la zona próxima al Mediterráneo de 35 kilómetros, excavado en paralelo al viejo canal, y la ampliación del conducto ya existente en un tramo de 37 kilómetros. Egipto invirtió 7.900 millones de euros y terminó el trabajo en un año y no en tres como estaba planificado, lo que fue también motivo de orgullo nacional para Al Sisi.
El objetivo que se marcaron entonces era duplicar en menos de diez años el número de barcos que transitan por esta ruta -de 49 diarios a 97- y triplicar los ingresos que percibe el Estado, que pasarían de los 4.800 millones de euros de 2014, a más de 12.000 millones en 2023. Estas mejoras, sin embargo, no fueron suficientes para evitar el encallamiento del Ever Given, que se produjo en la parte sur.