Fairplay ha ordenado este otoño que dos de sus embarcaciones se marchen a Rotterdam y Amberes a prestar servicios en lo que se aclara el futuro de las operaciones en Las Palmas. Su paso por Las Palmas es como el de los inicios de Lidl: ajenos a la realidad de equilibrios institucionales con los que funciona Canarias desde la época de Juan Rejón. Hubo empresas que se lanzaron al vacío contratando servicios a Fairplay que ahora deberán volver a negociar con Boluda y con las condiciones de Boluda.
Pero la torpeza ha sido otra: la cantidad de apoyos que ha quemado en su corto periodo de asistencia en el servicio de remolcadores. Por camino ha dinamitado ‘gratis’ a la Confederación Canaria de Empresarios, Cámara de Comercio de Las Palmas (la llaman de Gran Canaria), Fuerteventura y Lanzarote, Asocelpa y Oneport. «Pidieron apoyo y se les dio apoyo, pero han quemado a mucha gente que creyó que llegarían en esta guerra hasta el final, ahora Boluda y Fairplay pactarán en Europa y el que se haya posicionado deberá asumir su travesía en el desierto», dijo este fin de semana un consignatario.
Esperpento
El esperpento llegó en verano. El presidente de la Cámara de Gran Canaria, Sánchez Tinoco, apareció por el puerto de Las Palmas a mitad de julio de 2020. Es integrante del consejo del puerto de Las Palmas aunque está jubilado. La medida de aparecer junto al secretario general cameral se percibió desde el PSOE con una medida del PP de injerencia en asuntos técnicos.
La lista de víctimas de apoyo a la apertura comercial del negocio de remolcadores ha dinamitado a la antigua Fecol, la patronal Oneport. Oneport tiene a un directivo como vicepresidente de la Cámara de Las Palmas. Los cantos de sirena llegados desde Alemania convencieron a la prestigiosa Asocelpa. La histórica patronal portuaria de referencia en Canarias dio carta de naturaleza a las tesis de Fairplay pero terminó contaminada.
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