Fallo del jurado compuesto por los escritores Emilio González Déniz, Tina Suárez Rojas y Teresa Iturriaga Osa.
El jurado quiere felicitar a todas las personas que han participado en el concurso con sus relatos de agradecimiento a la playa de las Canteras. Sus emotivas historias nos ayudan a levantar el ánimo durante este difícil periodo de confinamiento. Todos y cada uno de los textos son el más puro reflejo del amor de sus habitantes hacia esta playa infinita. Sus vivencias, cargadas de un profundo lirismo, quedarán grabadas para siempre en el corazón del arrecife.
Gracias por su generosidad, porque hay palabras que vibran en alta frecuencia, se depositan en la arena y nos curan.
Ánimo y hasta pronto.
Teresa Iturriaga Osa
PRIMER PREMIO: Burgao maldito de Mariano de Santa Ana
No recordaba su nombre, ni su pasado, ni nada más allá de la ingestión de aquel maldito burgao que había cogido en esta superficie rocosa. Era incapaz de calcular la extensión de este arrecife, pues su pánico era tal que no se atrevía a mirar a los lados. ¿Habrían transcurrido minutos, horas o días desde que se tragó aquel condenado molusco? La sucesión de las olas y el movimiento del sol, a punto de coronar el mediodía, eran lo único que le proporcionaba alguna certeza sobre el transcurso del tiempo. Tampoco tenía referencias espaciales más allá de su propio cuerpo, su asiento pétreo, el agua en movimiento y la línea del horizonte. Por no saber, ni siquiera estaba seguro de que se encontrase en el planeta Tierra. Estaba pues a punto de arrojarse al mar para disolver su angustia, cuando se levantó una enorme ola, lo golpeó, lo hizo rodar y lo volvió a dejar sentado tal cual, pero en el sentido opuesto al que se encontraba en el instante anterior. Entonces, ante el nuevo espectáculo que se abría ante sí, experimentó una euforia infinita y su grito resonó en el universo entero: “¡Mi playa de Las Canteras!”
SEGUNDO PREMIO: (Re)Nacer de Claudia Frey
El salitre ha quedado grabado en los cuerpos que una vez disfrutaron de su mar. La sal del océano Atlántico aguarda en nuestra piel para cerrar las heridas de un pasado que fue cautivado por la pleamar. Cada grano de arena preserva en su memoria nuestros primeros pasos, amoríos y confesiones, porque nuestras huellas aún siguen grabadas en la playa que nos vio crecer. La que nos ha protegido siempre de lo desconocido y ha sobrevivido tormentas por doquier.
Y ahora que no estamos, espera en calma nuestra llegada. Silenciosa nos espera lamiendo los recuerdos que un día le dejamos, con la promesa de volver a abrazarnos. Y cuando volvamos para curar nuestras almas, cuando ansiemos volver a reencontrarnos con nosotros mismos, volveremos a la playa de Las Canteras. Al lugar donde volveremos a nacer.
TERCER PREMIO: Respirando sola de Maisa Quintana Rivero
Siente como su respiración, cada vez más profunda, impregna todo su ser de seba, arena y salitre y al ir soltando lentamente el aire retenido, sus anhelos e incertidumbres desparecen por un instante, como los claros que se abren en la arena entre una ola y la siguiente. Todos los días, a la misma hora, el mismo ritual. Sola, con la única compañía del sol tempranero. Hoy parece que junto al grito de las gaviotas también resuenan en el aire la cantinela de Rafael, el vendedor de barquillos y las risas de las señoras de las barcas de la Puntilla jugando al Bingo. Se sonríe, no sin algo de magua, y sigue respirando profundamente durante unos minutos. El aroma del café recién hecho le recuerda que la mañana acaba de empezar en casa. Se incorpora y recoge la esterilla. Pero antes de replegarse en su cuarentena, echa una vez más un vistazo a través de la ventana de su quinto piso. A lo lejos divisa la montaña de la Isleta y una franja de mar azul intenso. Mira la pared de su escritorio forrada con fotos de la Playa de las Canteras, que desde hace unas semanas luce más bella que nunca. Nadie se tumba en su arena, ni surfea sus olas, nadie pasea por su orilla. La playa vacía, respira sola. Nos toca imaginarla desde nuestras ventanas y balcones y pensar que quizás nos eche de menos…quizás.